Cine de Chile
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Taxi para tres

Ficha técnica[]

Dirección y guión: Orlando Lubbert

Elenco: Alejandro Trejo , Daniel Muñoz , Fernando Gómez-Rovira, Elsa Poblete , Denitze Lecaros , Cristián Quezada , Ivonne Becerra , René Castro

Productor Orlando Lubbert, Adrián Solar

Fotografía Patricio Riquelme

Edición Alberto Ponce

Música Eduardo Zvetelman

Origen Chile, 2001

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El director y guionista de este filme, Orlando Lubbert, previo a este trabajo había realizado dos largometrajes en Alemania, país en el que residió por más de dos décadas, pero sus principales títulos están relacionados con el documental, muchos de los cuales han recibido importantes premios. Sólo faltaba el gran paso, dirigir en Chile y este filme es su carta de presentación para el público de nuestro país.

“Taxi para tres” nos acerca a la marginalidad que existe en Santiago, que tan poco se conoce. Marginalidad que muchos quisieran obviar, en un país lleno de oportunidades, según el discurso oficial, aquí se puede apreciar en toda su magnitud un Chile que muchos no se imaginan pero que está ahí, donde confluyen una serie de factores que agudizan una serie de dramas humanos.

“Volante o maleta” es la frase que obliga al taxista Ulises Morales (Alejandro Trejo), cuando se baja del auto para hacer una reparación, a decidir si lo meten en el portamaletas de su taxi “Lada” o conduce el mismo, mientras los asaltantes Chavelo (Daniel Muñoz) y Coto (Fernando Gómez-Rovira), cometen un delito. La opción del taxista lo transforma, en un instante, de asaltado en asaltante. Así comienzan las correrías del trío por las calles del gran Santiago, los que luego de varios intentos fallidos y robos de poca monta asestan, lo que consideran un buen trabajo.

Ulises, padre de tres hijos en edad escolar, junto a Nelly (Elsa Poblete), su mujer enfrenta cada día con la única esperanza de ganar algo para la comida y juntar el dinero para pagar la letra de su auto. Luego del reparto de lo obtenido comienzan a trastocarse los valores morales que rigen al taxista. Lo que rechazaba de los asaltantes en un primer momento, incluso aún después del primer asalto, pronto no será problema para él obviarlo.

Taxi para 3

La mentalidad de Ulises va cambiando, también la de su familia que se convierte, de la noche a la mañana, en encubridora, incluso aceptando que los asaltantes se queden en el hogar familiar. Tras los pasos del taxista y el grupo está el detective Padilla (Cristián Quezada), el que junto al detective Romero (René Castro), tratará de llegar al hilo conductor que le permita descubrir quienes son los integrantes de la banda que ha dado varios y millonarios atracos en diversos lugares de la capital. Padilla es un ser oscuro, sin escrúpulos, capaz de cualquier cosa con tal de sacar provecho personal de la situación, incluso poniendo de por medio a Jannette (Ivonne Becerra), dueña de un almacén de población, con el fin de lograr su objetivo.

“Taxi para tres” no es un filme más, es un poco una radiografía de lo que tienen que vivir a diario cientos de personas que transitan por filo de lo correcto o lo incorrecto, entre la marginalidad y la delincuencia. Personas que para muchos, sólo son el porcentaje de algo, en una encuesta cualquiera que de tan en tanto se realiza en Chile.

Los diálogos son rápidos y en muchos casos agudos, la presión que existe cada día sobre Ulises se ve reflejada en las palabras de uno de sus hijos a la hora de almuerzo, “ya estamos a veinte, y es la época acuática, más agua a la sopa y todo lo que el papá gane es para pagar la letra del auto”, casi un reflejo de lo que muchos tienen que vivir a diario.

Las situaciones que se viven en la historia no son para nada humorísticas, por el contrario, muchas son dramáticas, pero el tratamiento que el director les da, así como la interpretación que hacen los actores, logran traspasar la barrera del ceño fruncido a la sonrisa.

La actuación de Trejo, convincente, no permite siquiera que el espectador adivine lo que está tramando, profundo en el personaje, Daniel Muñoz construye el suyo en forma sólida y lejos de otros que ha representado. Fernando Gómez-Rovira, estupendo en el papel de delincuente primerizo y con secuelas de solventes o deficiencia mental, lo que no queda claro del todo.

Lübbert logra entregar un estudio sociológico delimitado y valioso, en un país que, en algunos niveles, aún se cree el cuento de los jaguares. Con ripios menores y algunos cabos sueltos sin resolver, en el estilo del cine negro. Interesante

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